El indomable Mario Balotelli
La Premier tiene un nuevo chico malo. El papel ya no lo encarna Wayne Rooney porque por muchas dotes que tenga nunca serán tantas como las de Mario Balotelli.
El italiano vive su vida a impulsos. Tan pronto sorprende con un acto de generosidad donando dinero a una iglesia como se le ve de fiesta con un cigarrillo en la mano. Dentro del campo es igual. Un día marca dos goles y otro le da por dar patadas sin ton ni son. Ángel y demonio a la par, su último acto de indisciplina en el Arsenal-City le ha costado tres partidos de sanción.
La temporada se ha acabo prácticamente para él y posiblemente las apuestas por la Eurocopa. Consciente de sus errores en el partido contra el Arsenal no tardó en mandar un mensaje a Cesare Prandelli, seleccionador italiano, disculpándose. Sabe que proyecta una imagen negativa para Italia y la paciencia a sus superiores se agota.
Roberto Mancini ha tratado de conducirle por el camino del bien, pero cuando cree haberlo logrado siempre aparece el otro Balotelli. Ése incapaz de abandonar un cuerpo hecho para el fútbol y no para la polémica. Su lado oscuro podría tirar en breve todo el talento que atesora a la basura. Tuvo una infancia difícil. Creció sin la figura de un padre al que imitar o pedir consejo.
El técnico italiano se ha extendido de sus verdaderas funciones para hacer las veces de guía con él. Después de dos años de trabajo altruista siente que ha fracasado. Ya se rumorea que su vinculación con los sky blues se romperá el próximo verano. Mancini no puede más. Otro en su lugar hubiera arrojado la toalla mucho antes. Si sigue en Mánchester es por él, como dicen off the record muchos de sus compañeros de vestuario.
Hace tiempo que la directiva quiere desprenderse de un jugador que con sus acciones convierte en minucias los desplantes de Carlos Tévez, cuyos bonos en apuestas deportivas no son mucho mejores. Balotelli tuvo ya una salida complicada del Inter y si no cambian muchas las cosas la del City también lo será.