Mourinho se mete en un charco

09.11.2011 15:30

José Mourinho es de esos que no deja indiferente a nadie en rueda de prensa. Sus lindezas no tienen desperdicio, sirviendo en bandeja el titular al periodista de turno. Sin embargo, hay ocasiones que mide muy poco la trascendía o repercusión de sus palabras, que sobrepasan el límite de lo cómico chocando de frente con muros que desgraciadamente a día de hoy siguen vigentes en los estadios de fútbol.

José Mourinho ha tenido sin quererlo un pequeño gesto de complicidad con los radicales. Sólo la presencia de esos pocos de detrás de la portería impidió que sintiera jugar a puerta cerrada, vino a decir en rueda de prensa después del duelo ante Osasuna.

Esta sentencia del luso escuece a la opinión pública porque otorga una relevancia inmerecida a un grupo que en nada representa el señorío del resto del Bernabéu, que pasará a la historia por brindar una sonora ovación a leyendas con la camiseta del eterno rival como Maradona o Ronaldinho. Aunque son una minoría sus cánticos resuenan con más fuerzas porque sólo dicen cosas que no deberían escucharse. Cierto es que en las apuestas por la Champions League el público de Chamartín responde, pero solo en competición europea.

La afición del Madrid es especial como lo es su historia. Mourinho viene de un fútbol, el inglés, donde todo se vive con una magnitud distinta al de este lado del Canal de la Mancha que no termina de comprender o aún necesita asimilar.

Curiosamente sus palabras coinciden con el primer lleno de la temporada en un horario además intempestivo. A las doce del mediodía el prototipo de visitante al feudo blanco es un padre de familia más pendiente del cuidado y del disfrute de los más pequeños que de animar a sus jugadores. En cualquier caso, el aplauso a cada gol madridista fue unánime en todo el estadio.

Es en casos como éste es cuando el gabinete de crisis blanco debería tomar cartas en el asunto reprimiendo al luso. Florentino Pérez le ha dado total libertad en la parcela deportiva, pero eso no significa que esté en su mano dar protagonismo a los menos indicados.